Hay quien habla de miedo escénico y temor a hablar en público. A mi me gusta llamarlo, cobardía escénica para que duela más.
La cobardía escénica es el enemigo silencioso del éxito profesional.
Hablar en público es una de las habilidades más valoradas en el mundo profesional, pero también es una de las que más temor genera. El miedo escénico (cobardía) puede ser un obstáculo importante, no solo para quienes deben dar una presentación ante una audiencia, sino incluso para aquellos que simplemente quieren hacer una pregunta en una reunión.
Es un fenómeno real y paralizante. Hay personas que, aunque tienen la respuesta correcta o una idea brillante, no son capaces de levantar la mano, tomar el micrófono y compartir su pensamiento. Y esto no tiene que ver con falta de conocimiento o preparación; tiene que ver con el temor a exponerse, el miedo al ridículo o al “que dirán”.
Voy a contar una anécdota. Entre los años 1990 y 2000 tuve el privilegio de liderar la formación gerencial de Petróleos de Venezuela (PDVSA) en el área de presentaciones orales. En el año 2000, durante una reunión ante el presidente de la empresa en aquel entonces, estábamos unas 60 personas en la sala. En un momento, el presidente planteó un problema y el ejecutivo sentado a mi lado susurró:
“Eso se solucionaría haciendo esto y esto…”
Le dije: “¡Párate y dilo!”
Pero no pudo. Se congeló. Se acobardó.
Mientras tanto, otro ejecutivo, menos preparado, se atrevió a tomar el micrófono y compartió unas ideas que no eran exactamente la solución, pero encendieron una luz en la directiva. Gracias a su intervención, los líderes lograron llegar a una respuesta que resolvió el problema.
Miré a mi compañero y le dije: “Te lo perdiste.”
Tenía la respuesta correcta. Tenía el conocimiento. Pero el miedo escénico lo hizo perder una gran oportunidad.
No se trata de ser orador, sino de vencer el miedo.
Formarse como orador profesional es un proceso largo y complejo, pero lo que quiero abordar hoy es ese miedo que paraliza incluso cuando solo necesitamos hacer una pregunta o compartir una opinión.
Es el miedo a equivocarnos, a ser juzgados, a no sonar lo suficientemente inteligentes. Pero, ¿sabes qué? La mayoría de las veces, las personas no recuerdan si te equivocaste o si tartamudeaste. Lo que recuerdan es si tuviste el coraje de participar.
El miedo escénico nos roba oportunidades. Nos impide demostrar nuestro talento y hacernos notar en momentos clave. No se trata de tener todas las respuestas, sino de atreverse a compartirlas. A veces, la idea que parece insignificante es la chispa que enciende una gran solución.
Hablar en público es una habilidad que se desarrolla con la práctica. Empieza por pequeños pasos: haz una pregunta en una reunión, comparte una idea en un equipo de trabajo, exprésate en voz alta aunque sientas nervios.
Porque al final, lo peor que puede pasar no es que digas algo incorrecto. Lo peor que puede pasar es que te quedes callado y pierdas la oportunidad de brillar.
¿Quieres empezar a superarlo? Te dejo aquí un enlace a Youtube donde trato más sobre este tema tan valioso para tu éxito en la vida.
https://youtu.be/N_Z27nmtV5Q?si=gJZi0SNo2Rn9qeFf
Ah, y recuerda dejar tu comentario aquí abajo. Yo mismo los respondo todos.
efectivamente son casos que he pasado incluyendo en los estudios tener la respuesta adecuada el conocimiento y detenerte por el miedo de hablar en publico .y el articulo excelente y el ejemplo bien enfocado.
Darse cuenta y expresarlo es un gran regalo. Saludos Pablo.
Excelente articulo. me ha pasado he dejado pasar muy buenas oportunidades por no dar ese paso y vencer el miedo escénico. así como también he logrado controlarlo y me ha dado resultados extraordinarios. Todo esta en la mente
Atreverse. Es todo. Y saber vivir con el rechazo momentáneo de algunas personas. Entender que el posible rechazo es a la idea, no tomarlo personal. Saludos
Par de genios, un abrazo para cada uno, de acuerdo con sus comentarios y tu escrito EM.
Tu, mi querido Pedro, siempre cercano. Un abrazo
Muy cierto, el miedo paraliza.
A mí me funciona ser natural y dejarme fluir. No pensar en el miedo ni en el qué dirán, sino estar preparada y con una voz serena y pausada llevar el mensaje claro y preciso.
Excelente artículo! Gracias
Gracias Karin
Muy buen artículo. Es cierto que el miedo escénico nos roba muchas oportunidades. En PNL se dice que el cerebro es como un asistente despistado: si le dices “seguro hago el ridículo”, él simplemente lo anota y se encarga de que pase.
Mejor darle órdenes más útiles: “Voy a disfrutar esto, mi voz es segura, mi mensaje importa”. Y si los nervios aparecen, que se queden callados en la última fila.
Buen aporte mi estimado Samuel. Siempre agregando valor.